¿ Y qué fue de Munoa?

La necesidad de la memoria

Artículo publicado en El Imparcial

Creo que fue Jardiel Poncela el que dijo que para que hablen bien de uno hay que morirse, de Rafael Munoa sólo se puede hablar bien pero de su fallecimiento se ha hablado poco, muy poco. Parece que España no tiene mucho sitio para nuevos artistas pero tampoco memoria de las vanguardias. La semana pasada comía con Enrique Herreros, hijo del polifacético y codornicesco autor del mismo nombre, y la mosca cruda del plato o más bien el mosqueo que nos ocupó en el ágape fue la poca justicia que se ha hecho a Munoa tras su fallecimiento, grande entre los grandes, como lo fuera Enrique Herreros, con la nobleza improvisadora del poeta. 

Munoa aseguraba en sus últimos días sentir que su mundo desaparecía, noera falta de empatía pues Rafael destacaba por su generosidad espiritual, el tema es que con esta sociedad no hay quién se identifique, la España esa que es toda una demagogia ya ni llora la muerte de sus genios, un tinglado de sociedad que apenas se puede soportar con humor. A los 82 años nos dejó Rafael Munoa, artista donostiarra polifacético, dibujante, pintor, humorista, orfebre y diseñador de joyas, un hombre generoso que se consideraba liberal en el sentido más antiguo y hermoso de la palabra, provisto de un humor cargado de poesía, engarzado en las metas más nobles, la auténtica joya de la “Joyería Munoa”, era Rafael. 

Decía Ramón Gómez de la Serna que aunque parezca que el humorismo se esfuma es lo único que reaparece como alba sagaz sobre los campos de batalla pero observo desde ninguna trinchera a un país que se crecía en humorismo ante la adversidad, atiendo perpleja cómo por mucho que empeoran las cosas el humor ese que se gastaba en el 27 del que Munoa fuera encendido eslabón, no dando señales de vida anda dándolas de muerte, desfibrilemos el humor español que buena falta nos hace. Acababa de morir Mingote, compañero de generación y amigo de Rafael junto al que colaboró en La Codorniz, nos dejó el también donostiarra y amigo de Munoa, Chumy Chúmez , Azcona, Luis García Berlanga…genios de la crítica irónica que sabían aceptar que las cosas pudieran ser de otra manera y no ser lo que es y ser lo que no es. 

Munoa entró a colaborar en la Codorniz de Álvaro de la Iglesia, junto a esa segunda oleada de virtuosos del humorismo como Goñi, Mingote, Chumy, Kalikatres, Ops, Máximo, Cebrián, Serafín, Kalikatres, Dátile, Pablo, Mena, Eduardo y Madrigal, entró casi a la vez que el famosos subtítulo y reclamo de la publicación “La revista más audaz para el lector más inteligente”, una nueva etapa en la que se difumina el surrealismo poético y se insiste más en la crítica política. Munoa introdujo en la publicación aquella simpática pareja del angelito y el diablillo junto a la estética de un San Sebastián burgués de tiovivo y puntillas, formando parte de una plantilla de artistas que marcaron una época. El Museo de la Ciudad de Madrid ha mantenido y prolongado una magnífica exposición sobre La Codorniz donde aún a día de hoy se puede acudir para apreciar la obra de estos artistas únicos e irrepetibles.

Parece que al ave Coturnix le quedan pocas plumas estilográficas y pinceles, se ha ido uno de los viñetistas que vivieron la última etapa de la revista. Ahora es la fuerza del lenguaje simbólico de El Roto, el entonces dadaísta Ops, el que junto al reflexivo Máximo, el costumbrista y crítico social Forges, el clarividente Pepe Medina o el criptográfico humor de Quim Paneque, los que mantienen la esperanza de un humor atento y ajeno a nada. Hablando de justicia a nuestros fallecidos, esos a los que se les debería conceder una prórroga de vida por regalarnos ese antídoto que es el humor, me gustaría recordar al también desaparecido guipuzcoano, Juan Carlos Eguillor que siendo de una generación posterior llegó a colaborar en Hermano Lobo, artista muy querido en Bilbao y Madrid.

La playa de La Concha aún alberga los personajes de Munoa que hoy se adentran en el recuerdo, mar a dentro nada la memoria. Resurja el humorismo como la fiesta más eternal, ese humorismo que reía con tristeza, hoy llora con la alegría de haber tenido en sus filas a Rafael.

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grvpatrimoniocultural

Guillermina Royo-Villanova (1975) Escritora y pintora. Combate la farsa y el encorsetamiento utilizando el humor como herramienta subversiva; en su discurso cuestiona lo establecido -no como invitación a la inconsciencia sino para ser consciente de otra manera-. Como continuidad a este género de vida sus poemas tratan la vida en toda la extensión de su salvaje belleza y ve en la catástrofe un motivo de conquista, sintiendo en la adversidad un motor suficiente. Como activista cultural organiza eventos culturales e imparte cursos y conferencias. Ha colaborado en La Razón (Arte), El Mundo, Yo Dona, El Cotidiano, Culturamas, Entretanto Magazine, El Imparcial, Tarántula Cultura, Pegando la Hebra y El Estado mental Radio.

Autor: grvpatrimoniocultural

Guillermina Royo-Villanova (1975) Escritora y pintora. Combate la farsa y el encorsetamiento utilizando el humor como herramienta subversiva; en su discurso cuestiona lo establecido -no como invitación a la inconsciencia sino para ser consciente de otra manera-. Como continuidad a este género de vida sus poemas tratan la vida en toda la extensión de su salvaje belleza y ve en la catástrofe un motivo de conquista, sintiendo en la adversidad un motor suficiente. Como activista cultural organiza eventos culturales e imparte cursos y conferencias. Ha colaborado en La Razón (Arte), El Mundo, Yo Dona, El Cotidiano, Culturamas, Entretanto Magazine, El Imparcial, Tarántula Cultura, Pegando la Hebra y El Estado mental Radio.

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