Incultura de masas

Hablando de la incultura de masas esa no tan nueva normalidad… Durante una jornada en colaboración con la Plataforma en Defensa de la Cultura surgió el tema del teatro donde la subida de impuestos fue especialmente devastadora. Acababan de ser clausuradas las representaciones de Carlota Tierra de Nadie, dos estilos muy diferentes de teatro detectivesco, teatro de invierno, teatro de toses…. Me pregunto si el miedo escénico se refiere al futuro del arte escénico. Carlota con una estupenda Carmen Maura como actriz principal, nos trajo el humor y la ironía de Miguel Mihura, una comedia que parodia la clásica investigación de Scotland Yard. El humor inglés en manos del humorismo de la Otra Generación del 27; nada que ver con Tierra de Nadie, la obra maestra del Nobel británico Harold Pinter representada en torno a un mueble bar. Una puesta en escena el la que el público es el detective mientras atiende a dos poetas embriagados en busca del sentido último de la poesía y de los caminos del poeta. Pinter sabe hacer pensar, sugerir y no apuntar con el dedo que es una cosa muy fea.

La libertad de expresión guiando al pueblo. Por Guillermina Royo-Villanova.

Bien. La actitud de los poetas de Pinter o de un poeta ante la vida puede ser muy discutida, la ambigüedad que cada cabecita lírica mantiene con el modelo de conducta social, la duda sobre nuestra real y verdadera identidad nos suspende en el absurdo existencial. Pero no hace falta llegar a este extremo, ni ser investigador para darse cuenta del intencionado maltrato que sufre la Cultura y el Arte. A cualquier gobierno que haya tenido el tiempo suficiente para pervertirse no le interesa un pueblo culto, o digamos, que sepa cosillas o tenga imaginación. Les aseguro que es tan posible ampliar el presupuesto de Cultura como aguantarse la tos en el teatro. Al principio pica un poco y lloran los ojos pero luego se pasa.

El miedo, la ignorancia y otras arma de poder

Hasta el pasado siglo el arma más eficaz para controlar al pueblo era el miedo, básicamente fundado en el sentimiento de la culpabilidad cristiano o en la fuerza. Hoy en día seguimos igual aunque nos asustan con otras cosas. Tampoco ha ayudado esta nueva era del selfie, del aparentar, del éxito a toda costa que ha disparado la cultura del consumismo donde la publicidad masiva se ha institucionalizado creándonos cada vez mas falsas necesidades, mayores o menores según el poder adquisitivo, pero todas ellas falsas. Tal vez, el mundo este necesitara una pandemia para abrir los ojos al personal o al menos para hacer anuncios absurdos en los que un ciudadano medio resulta haber aprendido a no enfadarse por tontadas. ¿Nos están llamado imbéciles sin valores? Pues ya puede llegar el Apocalipsis que anuncios como esos a mí me van a seguir cabreando. Vale, te lo compro, el personal estaba amargado y ahora han aprendido a valorar las pequeñas cosas -qué cursi es eso de las pequeñas cosas-, pero a los que son así de serie poco les durarán esos valores, enseguida volverán a querer el último diseño de android porque si uno se deja es la propia sociedad de consumo la que nos consume.

Desinformación
Incultura de masas. La quema de la cultura.

Por otro lado internet ha despertado muchas inquietudes y eso es peligroso, atufaba a subversión. Para su control el pueblo ha de estar desinformado, es decir, sólo debería acceder a información intencionadamente manipulada porque un pueblo desinformado está privado de opinión y uno inculto de las armas necesarias para defenderla. ¿Por qué no las dos cosas? Ahí tenemos las incultura de las masas . Cómprate la tele más grande, la que apenas te cabe en el salón, para ser el guay del barrio mientras ahorras para la operación de tetas de tu hija que va a cumplir 18.

Literatura

Recordando la novela de Ray Bradbury, Fahrenheitgh 451, temperatura a la que arde el papel – y en consecuencia mis anhelos-, invito a la lucha por impedir la quema de la dignidad en defensa de nuestra cultura porque más allá de la Alta Cultura estamos hablando de una identidad, de la idiosincrasia y personalidad de los españoles. La distopía de Bradbury ya es una realidad y cuando se prohiben los libros como metáfora de la cultura, algo va mal. Al fallecer Richard Burton -el antropólogo, no el actor-, su mujer, Isabel Arundell, quemó toda la obra erótica de sus estanterías. También la biblioteca del instituto Hirschfeld de investigaciones sexológicas en Berlín y otros tantos libros fueron quemados por los nazis. El caso más evidente es el del inglés Samuel Pepys que quemaba sus libros según los leía para que nadie a su alrededor pudiera acceder a su conocimientos… Cojamos de La rebelión de Ortega y Gasset lo bueno, que algo tiene, porque la división de la sociedad en masas y minorías excelentes no es una división en clases sociales sino en tipos de persona y recordad, los que manejan el cotarro también se aprovechan de las demandas cutres como los programas de televisión en los que hablan todos a la vez pegando berridos. Exijamos calidad en los medios públicos. Si el arte libera las almas, no sea esta una generación en la que la falta de ayuda por parte de las administraciones públicas nos convierta en presos por indolentes.

Al fin y al cabo, la libertad como la esperanza, debería ser lo último que se pierde para no quedar a expensas de otras circunstancias. Aniquilemos la diferencia entre vida y arte y no representemos el papel que se nos asigna convirtiéndonos en un títere más de esta gran comedia. Sí, la vida es puro teatro, pero elijamos nuestro papel para fumárnosla a gusto.

Artículo de Guillermina Royo-Villanova publicado en El Cotidiano en defensa de la cultura. (La incultura de masas)

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grvpatrimoniocultural

Guillermina Royo-Villanova (1975) Escritora y pintora. Combate la farsa y el encorsetamiento utilizando el humor como herramienta subversiva; en su discurso cuestiona lo establecido -no como invitación a la inconsciencia sino para ser consciente de otra manera-. Como continuidad a este género de vida sus poemas tratan la vida en toda la extensión de su salvaje belleza y ve en la catástrofe un motivo de conquista, sintiendo en la adversidad un motor suficiente. Como activista cultural organiza eventos culturales e imparte cursos y conferencias. Ha colaborado en La Razón (Arte), El Mundo, Yo Dona, El Cotidiano, Culturamas, Entretanto Magazine, El Imparcial, Tarántula Cultura, Pegando la Hebra y El Estado mental Radio.

Autor: grvpatrimoniocultural

Guillermina Royo-Villanova (1975) Escritora y pintora. Combate la farsa y el encorsetamiento utilizando el humor como herramienta subversiva; en su discurso cuestiona lo establecido -no como invitación a la inconsciencia sino para ser consciente de otra manera-. Como continuidad a este género de vida sus poemas tratan la vida en toda la extensión de su salvaje belleza y ve en la catástrofe un motivo de conquista, sintiendo en la adversidad un motor suficiente. Como activista cultural organiza eventos culturales e imparte cursos y conferencias. Ha colaborado en La Razón (Arte), El Mundo, Yo Dona, El Cotidiano, Culturamas, Entretanto Magazine, El Imparcial, Tarántula Cultura, Pegando la Hebra y El Estado mental Radio.

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