Cuaderno de bitácora Guillermina Royo-Villanova
Hablemos mejor de una pintura de bitácora. El mar me devolvió la esperanza. No es que la hubiera perdido, es que la había abandonado. Cuando me acogió la mar no volví a encontrar el camino de vuelta a la civilización. En realidad, ya no quise. Siempre supe que había un lugar para mí. Un lugar lejos del bullicio. Después de varios meses hasta te hace ilusión ver a la humanidad durante cinco minutos. Luego vuelvo a la mar, veo una botella flotando y quiero pensar que se le voló a un despistado, más tarde veo una bolsa, un bidón, un pez haciéndose el muerto… Por eso me gusta alejarme, porque con las distancia y lejos de las falsas necesidades es más fácil hacer risas -con mis personajes- sobre la miseria humana, la sociedad castrante, la falta de sentido de humor, la cursilería y los que se tragan todas las píldoras que les dan.
Madame Bobarín
Mi personaje Madame Bobarín es hija de la asignatura «historia del traje». Cuando nos pedían dibujar figurines ataviados con trajes de época decidí utilizar a una señora oronda porque me parecía más apropiada que los figurines flacuchos de las modelos canon años 90. Claro que Bobarín ha ido engordando con todo lo que ha visto y se ha tragado. Los últimos años la notaba algo taciturna. Llevábamos años de trabajo frenético y cada vez era más difícil sacudirse el polvo de la ciudad. Entonces decidimos irnos una temporada. El plan era Cabo de Palos pero nuestros planes no valen para nada. En realidad no importa mientras sea al lado del amar.
Llevo dos años viviendo en la mar. A veces aquí, aveces allá. El primer año estuve fondeada de la mano de Poseidón en Lanzarote. La travesía Mallorca-Levante-Marruecos- Lanzarote, la hicimos en una neumática. Las olas pasaban por encima de nosotros. La bañera hizo honor a su nombre. Un año después el regreso a la península no fue más complicado. En ambas ocasiones en pleno temporal sufrimos una persecución de la patrullera marroquí. Reconozco que podíamos parecer narcos, pero en ambos casos habíamos estado retenidos dos días por sus autoridades portuarias y ya habían comprobado que sólo éramos unos colgados jugándosela. Cada país tiene sus cosas. De aquél año surgió la etapa de Bobarín navegante y una exposición muy divertida en el Cock:
Cuaderno de bitácora Guillermina Royo-Villanova
En el 2019 Bobarín estuvo viviendo fondeada en un barco en Lanzarote, el abatimiento le ayudaba a dormir pero no a pintar -a no ser que cambiara a un estilo menos naif y más abstracto-, por lo que se agenció un carromato -para los modernos Bobarin Truck- que convirtió en taller. El proyecto – pinturas de bitácora Madame Bobarín- culminó meses más tarde en una exposición en el Cock.
Amo la vida polvorienta y sus lodos
Habréis oído la expresión arranchar a son de mar, para estibar bien las cosas y que no se monte un desastre con los golpes de mar. Bien, pues también hay que arranchar a son de carretera, sobretodo si te metes por sitios escabrosos. Así quedó mi estudio.
Acrílico sobre lienzo
OBRA PICTÓRICA G.ROYO-VILLANOVA