Enrique Jardiel Poncela. Lenguaje y cine.
Un ensayo de Guillermina Royo-Villanova en no se sabe cuántas partes.
Segunda Parte *Primera parte aquí
También pueden consultar fechas y acontecimientos en Mi GUíA Cronología de una vida anunciada (1901-1952)
El lenguaje jardielesco

La historia de la literatura cómica de España no se entiende sin Jardiel. Enrique Jardiel Poncela trae a la dramaturgia una nueva estructura teatral de lo inverosímil y la trae con premeditación y alevosía.
Fue decisión propia romper con todo lo anterior o tratarlo a su manera porque podía hacerlo, es más, debía hacerlo y tenía confianza de sobra en su capacidad creadora como dramaturgo.
Imbuído de los clásicos y de las vanguardias, sus diálogos, enfoques, desarrollos y situaciones peculiares vienen directos de su imaginación que rematada con el don de verbo fluido y precisión de palabra. Era un genio y era consciente de ello, tal vez por eso no se pasó de vanguardista, algo para lo que estaba sobrado.
La pòética del humor inverosímil
Su plan consistía en elevar lo cómico en un humorismo escénico. Un humor provocado tanto por los diálogos como por conflictos. Aunque en un guiño a su público no deja de utilizar los recursos cómicos tradicionales pero dándoles una nueva interpretación. Condesciende con el público pero le invita a jugar.
El autor juega con las figuras literarias mezclándolas hasta llegar al absurdo verbal, confundiendo los elementos lingüísticos más allá de la situación. Es esto lo que a mi personalmente me enamora de Jardiel, un lenguaje que se me hace erótico por su ritmo y que despierta con una sonrisa la conciencia que nunca debió dormirse.
En la línea tradicional de la época encontramos juegos de palabras basados en el retruécano, o el burlesco del teatro popular a lo Arniches y la rima de Muñoz Seca; los diálogos entre señoritos o aristócratas -excéntricos o no-, nos recordarán a Wilde, como sus aforismos aunque realmente a la hora de la crítica social, se queda corto o es demasiado amable y divertido.
Su humorismo era ingenioso, agudo y mordaz. En el teatro algunos de sus personajes, los más agudos, sueltan hasta ingeniosos aforismos. Y si el aforismo de Jardiel resulta frívolo y mordaz pueden estar seguros de que enmascara su verdadera personalidad, a veces cabreada, sí. pero sensible.
Jardiel construyo su propia formula : humorismo es reasociar elementos previamente disociados. Reconstruir lo deconstruido.
Palabra VS Situación

El lenguaje teatral, el diálogo y la palabra dramatúrgica de Jardiel busca la originalidad tras la estela del humor vanguardista. Jardiel sorprende al espectador tanto por lo inesperado como por su humor verbal.
Su propuesta cuida tanto la situación como la palabra, siempre certera aún salga disparada como una bala perdida. Y todo ello manteniendo la armonía con la escenografía. Porque los recursos y las técnicas que utiliza en el teatro son muy cinematográficas. No es de extrañar que sus obras teatrales resulten tan bien en la gran pantalla.
La originalidad del teatro de Jardiel consistió en no centrar toda la atención en la palabra para combinarla con la acción y la situación en lugar de dejar que la ironía y la paradoja vaya simplemente al trote de la palabra. Para Jardiel «el camino más corto y seguro que puede seguirse en arte para llegar a obtener una originalidad asombrosa es ser absolutamente sincero».
Mi plan consistía en lograr un humorismo escénico, en elevar lo cómico con una posible novedad en los temas, peculiaridad en los diálogos, originalidad en las situaciones, enfoques y desarrollos.
JARDIEL PONCELA
Como vimos en Un jardín de Jardines (I), también la situación dramática es renovada por Jardiel que introduce nuevos elementos como el romanticismo escéptico, los asesinatos, desapariciones, elementos paranormales, lo inverosímil que no es tanto como paradoja, situaciones complicadas, la muerte, el tiempo y sobre todo la intriga.
El romanticismo escéptico de Jardiel, las delirantes manifestaciones de la pasión y sus paradojas han de hablar en clave de Jardiel, sin sentimentalismo.
Otro de las novedades del autor es la introducción de la intriga racheada para mantener la atención del espectador que elucubra con lo que está aconteciendo y termina siendo sorprendido.
El teatro de Jardiel cuenta con obras que son parodias literarias en sí mismas, donde la situación teatral pierde importancia y tiran del carro la ironía y la paradoja al trote de la palabra.

A lo largo del ensayo analizaré las diferentes obras de Jardiel partiendo desde este planteamiento en cuanto a la importancia situacional hasta la lingüística.
Así pues encontraremos tanto obras basadas en planteamientos dramaturgos con hilarantes diálogos, exquisito enfoque y desarrollo y espectacular inteligencia, como es el caso de Eloisa está debajo de un almendro – obra maestra-,o Blanca por fuera y Rosa por dentro.
Otras obras buscan ser entretenidas y enrevesadas, obras que se acercan al folletín y que no presentan novedades en cuanto a la trama o el desarrollo.
En las más destacadas pondera la imaginación e introduce personajes disparatados en un careo con el público, al que desafía hasta el final, donde por fin entiende la obra ( Véase Los habitantes de la casa deshabitada ). Y es que cultivar un jardín de Jardieles es cultivar tanto éxitos como fracasos, hay pájaros que lo devoran por suculento y otros que lo picotean con sus malas críticas.

Me encanta cuando se inventa palabras, sus diálogos ingeniosos y chispeantes, el espíritu jardielesco en clave de misterio, su inverosimilitud verosímil, sus recursos paraverbales... pero uno de los recursos lingüísticos que más me divierte es el de reírse de los tópicos, -incluido el teatro directamente anterior al suyo-, burlándose de ellos, tomándoselos en serio o al revés que es lo mismo.
Sus conocimientos eran tan extensos como diversos, tanto clásicos como modernos. Sus diálogos están llenos de saltos divertidísimos que zarandean al espectador. El teatro de Jardiel pasa del dicho popular al ingenio más agudo apelando a la razón para sumirla en el delirio. Es un humorismo escénico que eleva lo cómico con novedades temáticas, diálogos peculiares y situaciones originales. Jardiel entrega el alma cuando derrama su pluma.
Gracia de risa y de pensamiento responden a la gracia de la farsa de Angelina o el honor de un brigadier. Menguadas las entendederas del espectador, que, en el regodeo de la comicidad no reflexione acerca de su fuente. Esta farsa de Jardiel Poncela nos fuerza mucho a pensar después de habernos forzado mucho a reír.
Eugenio DÓrs
Nuevas clases sociales hacia la democracia
Otro ejemplo de su inteligente moderación es el retrato de las diferentes clases sociales, algo que hace con gracejo y sin exageraciones, cuidándose de no ofender a nadie. Este recurso apareció en general en toda la generación del 27, pues según se caminaba hacia la democracia fueron apareciendo nuevas clases sociales como el estraperlista, el burgués pobre, el militar bien avenido…
Como vimos el retrato de la mujer en Poncela es hilarantemente frívolo e insustancial. Un machismo que retrata a mujeres reales preocupadísimas por su sombrero o por las cortinas de casa, o sus criadas, lloronas y exageradas.
Sus obras mezclan todas las formas del lenguaje y jergas (muy notorio en Las cinco advertencias de Satanás-, que aparecen ligadas a los personajes de tal manera que sin necesidad de descripción entendemos el extracto social al que pertenece sólo a partir de su forma de hablar.
Uno de los personajes repetidos por Jardiel en sus obras es el mayordomo que en general desempeña con frases ocurrentes y chisposas la labor de vínculo entre las clases.
El mayordomo
Por otro lado, sus protagonistas principales masculinos son bien parecidos, altos, inteligentes, viajamos, sensatos y leales, con halo de triunfadores pero no sin apoyarlos con otros personajes masculinos como el mayordomo.
Jardiel tuvo mucha inclinación por los mayordomos. Le venía de aquel apoyo secundario de las comedias inglesas. Maduros y experimentados están siempre al quite en las situaciones difíciles al más puro estilo Jeeves, de P.G Wodehouse.. Los clásicos ayudantes de cámara ingeniosos, oportunos y hábiles de los que dependen sus señores. Cómplices, consejeros, con algo del correveidile al estilo Molier.
Prólogos
Decía José López Rubio que la mejor manera de conocer a Jardiel era través de sus prólogos. Allí está el Jardiel entero, insobornable, eufórico o exasperado, certero, lúcido, cordial aunque también rencoroso, implacable y demoledor. hemos de reconocer que Jardiel, al que tanto amargaron, no se quedó con nada dentro. No dobló nunca la rodilla –ni tenía por qué– y se desquitó a su gusto siempre que quiso.
En el discurso de ingreso en la Academia, José López Rubio explica cómo su amigo se entrega en sus prólogos:
(…) Para conocer al más completo Jardiel Poncela no hay que consultar con sus biógrafos, ni siquiera consultarme a mí, que conviví tanto con él en España y Norteamérica. Para estar al tanto de su vida, de sus ideas, de sus amores, de sus admiraciones, de sus odios, de sus desprecios, de sus amistades y, por otra parte, de su estética, su apurado concepto del teatro; el plan y el análisis de sus obras; sus idas y venidas en los treinta años mal contados de su existencia intensiva, en todos los sentidos, no hay como sorberse los prólogos de las ediciones de sus comedias. Allí está el Jardiel entero, insobornable, eufórico o exasperado, certero, lúcido, cordial y también rencoroso, implacable, demoledor. Por esos prólogos desfila tanto cuanto rodea la farándula de su tiempo, retrata de cerca, con nombres y apellidos, con elogios cálidos o casi con insultos. […] Y, a la vez, una autodisección perfecta; un curso de teatro para los que quieran aprender; una estética, una variada diatriba, unas reflexiones y unas atinadas máximas. (…)
El cine y Jardiel. La aventura hollywoodiense

Jardiel tenía un instinto innato para el cine innato. De hecho a sus obras teatrales las dotaba de cierto ritmo cinematográfico. Muchas de estas obras las adaptó para el séptimo arte
Ya en 1927 Jardiel adapta junto a otros guionistas la obra de Carlos Arniches Es mi hombre. Y más tarde escribe para Benito Perojo el guión de ¡Se ha fugado un preso! (1934).
Un lustro después Edgar Neville le propone un papel en su Falso noticiario (1933), un documental cómico que satiriza con críticas feroces sobre a la manipulación mediática y la creación de noticias falsas, hoy fake news. A través de un enfoque humorístico, la película explora las consecuencias de la desinformación en la sociedad.

En 1932 la Fox le ofrece a Jardiel trabajar como guionista, una propuesta que le llega a través de su amigo José López Rubio y que aceptó por meras razones económicas. Su amigo Edgar Neville también se uniría a esta aventura.
Durante medio año Jardiel trabajó en las versiones en castellano de las películas(1) rodadas por la Fox. Para que pudiera concentrarse en su trabajo, la FOX le construye un rincón propio emulando una cafetería madrileña que llamaban «Poncela’s Office».
El dramaturgo terminaría cansándose del ambiente californiano y de los estadounidenses que le parecían niños grandes todavía no acabados de hacer.
Para comprender Estados Unidos hay que adquirir, nada más llegar, una Biblia, un automóvil y un sacacorchos.
Enrique Jardiel Poncela
(1) De esta primera etapa en Hollywood son: Seis horas de vida, El beso redentor, Primavera en otoño, Una viuda romántica, El amor de una secretaria y es dialoguista y autor de las letras de las canciones de Melodía prohibida.
Los Celuloides Rancios (Movie Tin Types)
Estos famosos celuloides fuero invención de Jardiel, al menos les puso nombre. En 1933 un directivo de la FOX Movietone le contrata para adaptar seis cintas mudas. El resultado son los celuloides rancios, técnica que consistía en superponer diálogos cómicos a películas(2) mudas. El típico juego de hacíamos de niños -y no de tan niños-, quitando el volumen a la televisión para doblarlos.
Lo primero que hizo Jardiel fue prescindir del título americano de la serie y sustituirlo con el nombre de Celuloides Rancios, como un nuevo género cinematográfico. Jardiel estaba orgulloso de este trabajo, y se quejaba de que no se reconociera su invención, idea que después fue copiada. Supongo que se refería a Un bigote para dos (1941), de Tono y Mihura.

En realidad estas películas comentadas se remontan a ciertas sesiones de cine mudo, durante cuya reproducción un grupo de actores las doblaban en directo, en ocasiones en modo de parodia a la propia historia.
A finales de los años 20, ya encontramos en las colaboraciones de Jardiel para la revista Gutierrez los «Cinedramas» : argumentos de películas en tono paródico, una idea a la que unirá la técnica del doblaje para crear sus «celuloides rancios. De esta manera sobre cada película muda se lee un cinedrama con una estructura similar: título humorístico, resumen en verso del argumento, comentario bufo y moraleja.
(2) Celuloides rancios fueron seis cintas: Las películas se titulan Emma, la pobre rica; Los ex presos y el expreso, sobre El gran robo del tren (The gread robbery, 1903); Cuando los bomberos aman, Rusaki guani zominovitz; El amor de una secretaria; ba y El calvario de un hermano gemelo.
Siempre escribo teatro pensando en el cine, pensando en que el teatro que hago yo acabará por ser cine
Angelina o el honor de un Brigadier (1935)

En julio de 1935 Jardiel volvió a Hollywood y trabajó en tres películas más: Asegure a su mujer, junto a Miguel de Zárraga: Nada más que una mujer y Señora casada necesita marido. Pero él había disfrutado más con su trabajo en París.
Los mecanismos de intriga y de lo imprevisto que utiliza en los celuloides rancios que realizó en Francia, inspiran a Jardiel para escribir Angelina o el honor de un brigadier (1935). La Fox ante la novedad del verso y las inauditas peripecias le encarga a Jardiel la adaptación, los intérpretes (Rosita Diaz Gimeno, los decorados y la dirección artística, dejando la dirección a Louis King (IMDb). Fue la primera película en verso del cine español.
Para ver Angelina o el honor de un brigadier (Un drama de 1880) * Opción Teatro en Estudio 1 La obra de teatro se estrenó en 1934 * Opción Película Angelina o el honor de un brigadier (1935), se estrenó con el mismo título una adaptación cinematográfica realizada en Hollywood y dirigida por Louis King.
Jardiel no dio mucha importancia a su paso por Hollywood, de hecho terminó harto de ellos, pero gracias a esa aventura continuó vinculado al cine, algo que influyó mucho y para bien en su teatro. Al final, lo mejor de su aventura Hollywoodiense fue la experiencia.
Cuando regresó a España las puestas en escenas y la interpretación continuaban siendo tradicionales, pero sus escenografías y decorados cambiaron tras su aventura hollywoodiense, jugando un papel muy importante en sus obras.
Los Celuloides Cómicos
Imaginado, realizado y hablado por Enrique Jardiel Poncela.
Ya en Madrid, Jardiel continúa vinculado al mundo cinematográfico. En 1936 se encarga de adaptar Usted tiene ojos de mujer fatal (1936) e inicia el rodaje de una serie de cortometrajes para la CEA con producción de CIFESA, basados en relatos publicados en las páginas de Buen Humor y Gutiérrez. Un proyecto que interrumpió la Guerra Civil.

Trasladado en Barcelona y disimulando una vida revolucionaria para poder trabajar tranquilo y terminar el montaje de Usted tiene ojos de mujer fatal y el guión de Las cinco advertencias de Satanás (1937), película denostada por el público y la crítica. Tras esta etapa escapa de la zona roja a Argentina y escribe el guión de la película Margarita, Armando y su padre (1939) premiada en la Bienal de Venecia.
En 1938, regresa a España y continúa realizando sus Celuloides Cómicos para CEA junto a Luis Marquina. Esta serie de cortos se llamarán: Un anuncio y cinco cartas y Definiciones -rodados en el 36-, y Letreros típicos y El fakir Rodríguez.
Un anuncio y cinco cartas se basa en el relato Nueve cartas de mujeres y una de hombre, publicado en Gutiérrez en 1928. El cortometraje se pitorrea de los anuncios por palabras para encuentros amorosos que entones publicaban los periódicos. Cartas que se pueden encontrar en El libro del convaleciente, claro que sin adaptar y leídas por el propio Jardiel.
Para ver Un anuncio y cinco cartas (1937)
En 1940 dirige Mauricio o una víctima del vicio una película en la que utiliza la técnica de los celuloides rancios; y se estrena la película: Los ladrones somos gente honrada (1942), interpretada por Amparo Rivelles protagonista de Eloísa está debajo de un almendro (1943), Es peligroso asomarse al exterior (1943), de Alejandro Ulloa con Fernando Fernán-Gómez, que repetirá como protagonista en el filme Los habitantes de la casa deshabitada (1946).
En Hollywood, lo interior del cine se desconoce tanto como se desconoce en Madrid. Si Joan Crawford se lanzase a pasear a pie por las calles, se interrumpiría igualmente la circulación, y los guardias tendrían que llevársela en volandas
Mis viajes a Estados Unidos, 1935).
Tras su muerte acaecida en 1952, el cine continúa adaptando sus obras. En 1956 se estrena el remake de Los ladrones somos gente honrada (1956), con las magistrales aportaciones de José Luis Ozores, José Isbert, Antonio Garisa y Julia Caba Alba.

Fernando Fernán Gómez y Emma Penella protagonizarán Un marido de ida y vuelta (1957), y Tony Leblanc, Luz Márquez, Manolo Gómez Bur y Fernando Rey volverán a habitar la casa deshabitada en 1958, una adaptación que lleva por título Fantasmas en la casa (1958).
Destaca también el elenco de Tú y yo somos tres (1961), de Rafael Gil, con Analía Gadé, Alberto de Mendoza, José Rubio, Ismael Merlo, José Isbert y José Luis López Vázquez.

También son llevadas a la gran pantalla Las cinco advertencias de Satanás (1969) con Arturo Fernández, Carmen Sevilla y Fernando Fernán-Gómez; Un adulterio decente (1969), de Rafael Gil. Y ya en los setetenta el público que tanto le había criticado en vida sigue disfrutando de su obra con Las siete vidas del gato (1970) y Blanca por fuera, Rosa por dentro (1971), ambas dirigidas por Pedro Lazaga y protagonizadas por Esperanza Roy.
La carrera cinematográfica de Jardiel la pueden encontrar en el libro El cine en Jardiel Poncela escrito por su nieto Enrique Gallud Jardiel
Iré haciendo un repaso sobre toda su obra. Prosa, poesía y teatro así como un esquema cronológico de su vida.