El Humorismo es un género de vida (IV)

Enrique Jardiel Poncela

Para completar esta entrega centrada en Enrique Jardiel Poncela como precursor del Nuevo Humorismo del SXX, pueden leer mi ensayo Un jardín de Jardines (Parte 1) y Un Jardín de Jardines (Parte 2) También pueden consultar fechas y acontecimientos en Mi GUíA Cronología de una vida anunciada (1901-1952)

Como vimos  en la última entrega, Ramón Gómez de la Serna, Julio Camba y Wenceslao Fernández Flórez introdujeron el Nuevo Humorismo que heredará la Otra Generación del 27; claro que, estos tres mosqueteros de vanguardia contaron con su propio D’Artagnan: Enrique Jardiel Poncela, uno de los autores más geniales que ha dado la dramaturgia. Provocador, sarcástico, mujeriego, contradictorio, original, innovador… Jardiel fue un magnífico eslabón entre generaciones.

En realidad estaba en una especie de limbo literario; no perteneció a la Generación del 98 pero impulsó la del 27 : la Generación Inverosímil.

Colaboró junto a Camba, Wenceslao, Neville y Antonio Robles en publicaciones como Buen Humor, Gutiérrez -utilizando el seudónimo Conde Enrico di Borsalino-, o La Codorniz,  llevando siempre la delantera a sus compañeros del 27.

El teatro de Jardiel se encaminó hacia a una ruptura con la realidad social española que poco tenía que ver con la actitud sonriente de Mihura y Tono. Tal vez más con la de Edgar Neville. Este genio del humor, este monstruo literario, fue el primero del grupo en estrenar obra de teatro y aportó ideas chispeantes al cine como los Celuloides Rancios y los Celuloides Cómicos.

Como veremos Jardiel trajo una serie de libertades y transgresiones adelantadas a su época por las que fue incomprendido por el público e injustamente perseguido por la crítica. Y es que la ignorancia es muy osada y suele perseguir lo que no se entiende. Claro que, no siguió modas ni gustos literarios, todo lo contrario, era imposible que Jardiel encajara con las predilecciones del público universal. Aún así, escarmentado tras los furiosos pateos en algún estreno, tampoco dio todo lo que podía dar. Por eso murió de pena.

Probablemente Enrique Jardiel Poncela ha tenido que escuchar más gritos del público у más denuestos que ningún autor de nuestro tiempo. Se le gritaba que aquello no tenía nada que ver con Muñoz Seca y, por tanto, con Vital Aza у con toda la tradición del teatro cómico español – у el insistía у creaba su teatro у luchaba para convencer

Eduardo Haro Tecglen para la revista Teatro

Con todo, y en contra de lo que en ocasiones dijera él mismo : El autor que pretenda hacer arte no debe ir jamás a favor de los gustos del público, Jardiel respetaba a su público, o digamos que de vez en cuando dejaba caer un poco el arte y le hacía concesiones; les regalaba un poco de humor fácil que combinaba con el Humor Nuevo y mezclaba lo tradicional con la vanguardia. Así fue rompiendo progresivamente los puentes entre el mundo de sus comedias у el imaginario de su público, e introdujo lo inverosímil y el romanticismo escéptico, sin corazón-, para dedicar el último acto para explicar a su público lo inexplicable. Es decir hacer verosímil lo que comenzó en la inverosimilitud.

Según Jardiel, para que las comedias tengan un ritmo rápido у trepidante, hay que empezar a escribirlas así, con generosidad de imaginación sumando barullos, laberintos у enredos cada vez más difíciles, у ver luego сómo se desenredan у desenlazan. Al final, Jardiel cayó en su propia inverosimilitud; ya que era por culpa de los empresarios que debía de dar explicaciones, y no tener que darlas hubiera sido fantástico.

Es decir, Jardiel cree en la renovación pero necesita su público, y él está muy por encima de la media por lo que se conforma con un humor inteligente a la medida de La Codorniz, así, sin pasarse. En definitiva Jardiel apuesta por un teatro «comercial diferente» que hiciera de la risa un ejercicio lúdico e intelectual y se apartara de lo cómico decadente.

Hizo lo mejor que se puede hacer con el teatro, trastornarlo, ensayar sombras у luces, ausencias у presencias.
Intento, ciertamente, experimentar en la medida de lo posible, apoyándose para ello a la vez en la tradición у en la vanguardia.

Ramón Gómez de la Serna

En muchas ocasiones por inverosímiles e hilarantes que parezcan las escenas se siente que están cargadas de dolor, porque eso es lo que hay detrás del humor de Poncela, lo terrible de la vida, la muerte, los trastornos o las manifestaciones de locura, que sí, son muy graciosas.

Por otro lado, lo inverosímil al carecer de poder crítico tira de su función paródica y eso también crispaba a cierto público, el de los clichés… Jardiel terminó con estos estereotipos y los sometió a parodia, de ahí que sus personajes femeninos, mujeres prototípicas de la época fueron interpretadas por el público como intención misógina y machista. Ese fue el precio por ser más agresivo en su crítica a la sociedad-, que sus compañeros del 27.

En la comedia fue más benévolo por la cuenta que le traía pero en la dureza de sus aforismo se intuye otro Jardiel ese que en el teatro es capaz de resolver situaciones dramáticas por la inclusión del absurdo sobre el absurdo. Esas cosas son las que mejor se le daban. En ocasiones su humor es tan contradictorio que cuando se pone erudito ataca a la pedantería.

Se ha dicho que lo humorístico es la mixtión de lo moral у lo religioso, у en las obras de Jardiel […] eso se realiza bajo la frivolidad у la juerga móvil у desopilada. Se da en su obra una especie de desengaño místico que es сото un viaje por el mundo, poseído por el ascetismo final. El místico en nuestros tiempos pos tiene que disfrazarse con carnavalesca careta de cartón para pasar por entre el público diciendo con voz de mascara sus verdades у sus agudezas.

Ramón Gómez de la Serna
Enrique Jardiel Poncela

Enrique Jardiel Poncela era virtuoso en muchos terrenos y todos se retroalimentaban; crítico, humorista, empresario teatral, dibujante, publicista, diseñador, inventor, director de teatro y de cine, escenógrafo; Chaplin le animó en su día a conocer y controlar todos los trabajos en torno al rodaje y al teatro. Y así lo hizo, desde el diseño de decorados, la tramoya, la dirección de actores, el trabajo de guionista, el atrezzo, el montaje, todo era realizado o controlado por él.

Para llegar a esa obra de arte completa, a la obra total, hace falta mucho conocimiento y experiencia de la escena tanto nacional como extranjera; haber mamado de clásicos y de modernos, y una gran intuición. Claro que además, Jardiel tenía un talento natural para el diseño y poseía la virtud de la escritura.

Jardiel no sólo llegó a dominar profundamente la estructura teatral, sino la industria como empresario.

Como escritor abarcó todos los géneros literarios; fue dramaturgo, conferenciante, articulista, novelista, poeta, aforista, narrador, guionista, ensayista… 

Humorismo jardielesco
Enrique Jardiel Poncela

El humorismo de Jardiel está distorsionado, es absurdo, elegante, virtuoso, iconoclasta e intelectual; una intelectualidad que ataca los mecanismos de la inteligencia desde el lado de los no acomodados pero acomodado un poco para los acomodados. Entre líneas Jardiel hace una crítica brillante a la vieja moral burguesa invitando a la libertad plena del hombre que supone está aburrido de la realidad zafia y vulgar. 

En algunas de sus obras el humor es más predecible que en otras pero incluso, cuando roza el folletín los diálogos siempre pasan por el tamiz de su cinismo tan vanguardista y original.

Innova pero se cuida de no pasarse, al fin y al cabo como él dijera «La verdad es siempre inverosímil» y «Toda antigua verdad es una vieja mentira». El humor jardielesco, sobre todo en su teatro, tiene algo de condescendiente porque no olvidemos que «En el fondo todo humorismo hay desprecio» (Jardiel Poncela) Es en los aforismos donde ese Jardiel menos condescendiente con la estulticia humana asoma. Donde su lucidez se viene arriba y arremete contra diestro y siniestro. Ese Jardiel me encanta.

«Su teatro, que es cine. Sus novelas, que son teatro. Su vida que es novela…»

Gustavo Pérez Puig
El humor inteligente 

Nunca dejó de reivindicar la imaginación y lo inverosimilitud como camino y meta que por otro lado es el secreto para entender y sobrellevar la tragicomedia de la vida misma. Con esa intuición moderna y renovadora Jardiel hace bailar el drama con el humor, a Eros con Tánatos, y a la realidad con lo fantástico y paranormal. De tal manera que manejaba lo extraño y el suspense manteniendo en vilo al espectador.

El teatro de Jardiel pierde no centra la atención en la palabra que la combinaba con la acción hacia un humor de situación. Para ello introduce nuevos elementos dramáticos como el romanticismo escéptico, lo inverosímil, la imaginación o el suspense burlón. Esa intriga racheada a lo largo de sus actos consigue mantiene la atención del espectador que elucubra con lo que está aconteciendo para terminar siendo sorprendido.

Gran conocedor de los clásicos e inmerso en la vanguardia europea Jardiel es capaz de jugar con todo. El teatro histórico, la zarzuela, el refranero, el modo Arniches… pasan por su tamiz destinado a despertar al personal dando paso al más explosivo estilo de humor.

En su obra Cuatro corazones con freno y marcha atrás(1) sus cinco protagonistas aparecen como inmortales en una isla paradisiaca y gracias a un elixir acaban rejuveneciendo poco a poco hasta la muerte.

(1).Tragicomedia en tres actos. Estrenada en 1936.

Magia e intriga 

La magia envuelve su obra, en el arte de las sorpresas inteligentes, en el enredo de las entradas y salidas del escenario, en los trucos de puertas secretas y apariciones de seres extraños. Enredos resueltos siempre en el último acto. Tal vez los mejores ejemplos de esto son Los habitantes de la casa deshabitada, Eloisa esta debajo de un almendro, Las cinco advertencias de Satanás, Cinco corazones con freno y marcha atrás y Un marido de ida y vuelta; donde las situaciones disparatadas levitan sobre las reales captando la atención del público.

El optimista pesimista

(Así se refirió a él José López Rubio en su discurso de ingreso a la Academia.)

 “Hay dos Jardieles, dos hermanos gemelos, injertados en un solo diminuto cuerpo, pero con dos poderosos espíritus: alegre y risueño uno y triste y sombrío el otro” RGS [Miguel Martín (autor de El hombre que mató a Jardiel Poncela) señalaría que con el primero fabricaba amor y con el segundo melancolía.]

Enrique Jardiel Poncela  Carlo Monte en Monte Carlo

Alegre, lleno de una gracia oportuna e improvisada, Jardiel inventaba palabras, e inventaba letras de canciones. Llegó a escribir musicales, como la opereta Carlo Monte en Monte Carlo (1939). Ingenioso, alegre y divertido también pasaba por períodos de depresiones y silencios. Económicamente tuvo rachas muy malas de las que heredaría el miedo a gastar… Debía ser huraño… Pero su verdadero talón de Aquiles era el rechazo visceral que sentía por los críticos: parásitos de la literatura. Su lucha contra los críticos fue una constante.

Parásitos VS Poncela: Una guerra que le afectó hasta la arrogancia. 
Enrique Jardiel Poncela

Que Jardiel no necesita explicación, que se lo digan a él que escribía con energía y desgarro la introducción y autocrítica de todas sus obras.

¿Por qué este empeño de Jardiel en explicarse? A Jardiel le salió un grano en las posaderas, un sector radical de la crítica que le da la espalda, porque todos los genios son adorados u odiados, todo menos quedar en la indiferencia.

El carácter de Jardiel no podía soportar esto, dicen que en un estreno llegó a atornillar al revés la butaca reservada a un conocido periodista. Jardiel no quiso o no pudo dejar estar este problema con los críticos. Al final para bien o para mal lo importante es que se hable del autor, aunque no sé yo si merece la pena quemarse porque a la larga queda lo bueno. El desencuentro de Jardiel con la crítica llegó a adquirir tintes de verdadera tortura para el autor, que se defendió de ella con tesón.

Esta guerra con los críticos duraría toda la vida, eso sí, en cada batalla alimentaba el fuego y la polémica que le mantenía en boca de todos, un trabajo agotador dirigido por el ego del autor. Convencido de la honestidad y calidad de su trabajo, no podía condescender ni comprender que algunos no lo entendieran. He llegado a pensar que sus autocríticas son una prolongación de su obra; decía La Lupe “La vida es puro teatro”

Censura
Los Habitantes de la Casa deshabitada Enrique Jardiel Poncela ilustración por Mingote

Jardiel está considerado un adelantado a su tiempo -yo creo que más bien, la mayoría es retrasadita en cualquier época-, y por eso estuvo tan mal visto tanto por la derecha como por la izquierda. De hecho, parte de esos prejuicios perduran hoy.

Irónicamente sus novelas fueron parcialmente censuradas durante la II República y después por la dictadura. Las dobles lecturas no se le daban bien a los que manejaban las tijeras. Y así fue como Enrique Jardiel Poncela, uno de los humoristas literarios más relevantes del siglo XX, harto de esta incesante batalla censora dejó de escribir novela y se dedicó al teatro que por otro lado le daba más alegrías económicas.

No gustó a unos y a otros. La izquierda lo veía de derechas y la derecha de izquierdas, se prohibieron sus novelas, pero lo cierto es que Jardiel Poncela (1901-1952) era un individualista, que depende en qué asuntos comulgaba más con lo tradicional o los progresistas

Enrique Gallud Jardiel (El periódico de Aragón, Agencia EFE)

También tuvo muchos problemas para estrenar varias de sus obras. Era un rojo para el franquismo y un ateo para la Iglesia. Parece e que no entendieron sus innovaciones ni se aceptó su espíritu rompedor y crítico. La incomprensión al autor era tal que incluso fue tachado de franquista por los exiliados políticos en América.

Servidora con gafas de culo de vaso en «Usted tiene ojos de mujer fatal» Madrid 2013

Se puede pensar que el hecho de que su obra no fuera censurada en su totalidad y que siempre se saliera con la suya sea sospechoso pero Jardiel no era idiota y se cuidó de no traspasar algunos límites. 

De hecho, como hemos visto en los años 40 se llegaron a prohibir varias obras de Jardiel, poco afines a la moral del nacional-catolicismo (Las cinco advertencias de Satanás, Usted tiene ojos de mujer fatal y Madre, el drama padre).

Autocensura

En contra de lo que defienden algunos, Jardiel sí sometía su obra a una auto censura, tanto en pro de mantener su público, para que no se quejaran los empresarios productores y para no tener problemas con el régimen de turno. Rehén de su público burgués, se enfrenta a una crítica obtusa hija de un régimen represor, una mentalidad que asediaba y amordazaba el talento de algunos. Algo que curiosamente vuelve a suceder entre los escritores y periodistas de estos últimos tiempos.

El espectador en general miraba a Jardiel con escepticismo, recordemos que estamos tras la segunda guerra mundial y en una España en pleno conflicto. Y era precisamente Jardiel y el Humor Nuevo de la Otra Generación del 27, lo que necesitaba España para desempolvarse.

«Ingenio peregrino que se llamó Enrique Jardiel poncela, fecundo, despierto, admirable autor de tantas piezas sorprendentes, dueño de muchas artes y de todos los recursos de la escena; arriesgado hasta la temeridad, principio y fin de un humor distinto, imitado, aunque inimitable. Con más imaginación, más audacia, con más riqueza de elementos de juego, envidando cada vez con mayor denuedo, en lucha con las costras de la incomprensión y la ira que produce el éxito, el aplauso arran- cado con las mejores armas y la legitimidad del más explosivo estilo de humor. (…) Había dado un salto en el vacío. A los veinte y pocos años es hazaña memorable que define la fuerte perso- nalidad de Enrique Jardiel poncela. Es el triunfo de la fe en sí mismo y del coraje que la acompañaba.» López Rubio sobre Jardiel Poncela.

Resumen Poncela hacia el humorismo del 27

Enrique Jardiel Poncela

Para más información sobre Jardiel Poncela como precursor del Nuevo Humorismo del SXX, pueden leer mi ensayo Un jardín de Jardines (Parte 1) y Un Jardín de Jardines (Parte 2) Un ensayo en dos actos que repasa la vida y obra de Jardiel: Teatro, cine, novela, publicaciones, Romanticismo Escéptico, misoginia, machismo, nuevas clases sociales, burguesía, mayordomos, criadas, médicos, el lenguaje jardielesco, prólogos, originalidad, magia, intriga..

También pueden consultar fechas y acontecimientos en Mi GUíA Cronología de una vida anunciada (1901-1952)

En la próxima entrega, tras un breve vuelo sobre el terreno literario de la época, recorreremos el camino editorial de las publicaciones de humor hasta la Codorniz.

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grvpatrimoniocultural

Guillermina Royo-Villanova (1975) Escritora y pintora. Combate la farsa y el encorsetamiento utilizando el humor como herramienta subversiva; en su discurso cuestiona lo establecido -no como invitación a la inconsciencia sino para ser consciente de otra manera-. Como continuidad a este género de vida sus poemas tratan la vida en toda la extensión de su salvaje belleza y ve en la catástrofe un motivo de conquista, sintiendo en la adversidad un motor suficiente. Como activista cultural organiza eventos culturales e imparte cursos y conferencias. Ha colaborado en La Razón (Arte), El Mundo, Yo Dona, El Cotidiano, Culturamas, Entretanto Magazine, El Imparcial, Tarántula Cultura, Pegando la Hebra y El Estado mental Radio.

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