por Guillermina Royo-Villanova
Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna y Julio Camba introductores del Nuevo Humorismo.
El ambiente en los felices años 20 -…cuando murió el abuelo, decía aquel-, fue propicio para las publicaciones de quiosco. Las editoriales se desvincularon de la política de manera que consiguieron llegar a un sector social muy amplio, con gran aceptación popular y consecutiva influencia en la opinión púdica y en la pública también. En España fue crucial el contacto directo de Ramón Gómez de la Serna con los -ismos y la curiosidad, estudio y participación de Ortega Gasset en las vanguardias de las que daría testimonio en la Revista de Occidente (guía de los –ismos).
La semilla del nuevo humorismo germinó cuando Ortega y Gasset insistió en la importancia de la metáfora en el nuevo arte como herramienta para practicar la libertad lúdica, la puericia y la deshumanización –tan humana- del Arte. La misma metáfora que De la Serna elevaría a greguería. En el Humor Nuevo triunfa lo artificial, y van desapareciendo progresivamente los elementos demasiado humanos propios del naturalismo y el romanticismo.
El antinaturalismo y antirrealismo emergente se revela contra el totalitarismo. Mientras las ciencias y tecnologías avanzan, las masas ocupan espacios antes vedados –transporte, barcos, coches, aviones-, la mujer comienza a medirse con el hombre mientras las viejas democracias ven florecer a su lado el totalitarismo. Es entonces cuando las artes se disponen a llevar acabo la revolución contra el “realismo” en busca de libertad y lo hacen creando o inventando otra realidad alejada del mundo. Es así cómo esta generación aburrida ante lo machaconamente tradicional dio a luz a las vanguardias en el nuevo SXX.
El liberalismo de la Revista de Occidente (1923)
El liberalismo de Ortega y Gasset quiso democratizar España volviéndola europea mediante la persuasión siempre atenta a las vanguardias y entregada a la difusión de las corrientes europeas más solidarizadas. El liberalismo de Gasset es una emoción, una actitud, una idea sobre la vida y como todo lo humano, está afectado por la historia y las circunstancias. El liberalismo no es estático, se renueva.
La Deshumanización del arte (1925)
Este nuevo concepto humanístico alude al arte, la política, la filosofía y la literatura de vanguardia abarcando todos los -ismos. Toda una revolución cultural estética en el Arte.
Tras la primera Guerra Mundial y la Revolución Soviética, se lucha por eliminar los conceptos demasiado humanos con el fin de retener la materia puramente artística. Una nueva estética sólo apta para el paladar de la minoría, jóvenes modernos o eruditos.
Este cambio implica un gran entusiasmo por el arte pero, ojo, también tiene un cariz de hastío y desdén que encontramos en los manifiestos surrealistas de André Breton y Paul Éluard, en el manifiesto dadá de Tzara, o en las propias obras de Jean Arp, Duchamp, Picasso, Picabia, en el creador del caligrama: Apollinaire, o en el movimiento futurista de Marinetti.
Una revolución cultural estética
Este nuevo concepto humanístico implica la deshumanización del arte. Si el destino del hombre es vivir su día a día, el del nuevo artista es inventar lo que no existe porque la vida es una cosa y la poesía -arte-, otra. Las nuevas vanguardias aunque huyen del realismo heredan del romanticismo el afán de innovación y originalidad con cierto hermetismo.
Se pierden las referencias y se atomiza la lógica, hablamos de un arte puro y auténtico, o al menos eso buscaban a través del surrealismo. Un Nuevo Arte guiado por la incoherencia, el subconsciente y en universo onírico que huye de la falsedad. Renuncian al moralismo aunque esta sea otra forma de moralidad, la que rechaza los que se da por hecho. Los que nos venden en pastillas.
El Arte se convierte en una cosa sin trascendencia alguna PERO para trascender
Resumen
Un arte puro autosuficiencte y auténtico, innovador, antirrealista, antinaturalista, antirromántico, surrealista, absurdo, infantil, simplista, esquemático y aparentemente intranscendente que huye del regocijo común y arremete contra lo falso, el encorsetamiento, la cursilería, los sentimientos edulcorados, el didactismo, el tópico, la retórica, lo rígido, el adoctrinamiento… Todo esto a través de la candidez, la puerilidad, la estulticia, la distracción, los juegos, laUn arte puro autosuficiencte y auténtico, innovador, antirrealista, antinaturalista, antirromántico, surrealista, absurdo, infantil, simplista, esquemático y aparentemente intranscendente que huye del regocijo común y arremete contra lo falso, el encorsetamiento, la cursilería, los sentimientos edulcorados, el didactismo, el tópico, la retórica, lo rígido, el adoctrinamiento… sorpresa, los impulsos o sueños infantiles
Los tres mosqueteros del humor
Los escritores humorísticos seguidores de Gasset continuaron experimentando con todo tipo de recursos retóricos, y aumenta el distanciamiento y la sinrazón. Ramón Gómez de la Serna y los surrealistas comenzaron a explotar analogías humorísticas imposibles. Otros importantes precursores del humorismo nuevo fueron Wenceslao Fernández Flórez y Julio Camba “el ciudadano del mundo”, nuestro más genial corresponsal. Y no como ahora que se puede ser corresponsal en Londres sentado en tu casa de Espinardo, Murcia.
Así aparece el Humor Nuevo frente al realista meramente humano, político o social. Hasta este momento el realismo y naturalismo era democrático para todos.
En cambio, este nuevo humor se mueve a gusto en la simplicidad y esquematismo de las vanguardias. Frente a la reverencia de lo tradicional se planta lo ingenuo y simple del arte siempre desde la jovialidad y el juego de infinitas miradas.
Un prisma calidoscópico nacido para burlarse del encorsetamiento y de todo lo que se imponga al espíritu de la infancia. Porque el espíritu de infancia se corresponde con la libertad creadora y es el mundo es el que daña la inocencia del juego.
Para el escritor Evaristo Acevedo(1) la plenitud del humorismo se alcanzó a mediados del SXX gracias a los tres mosqueteros del humor: Los escritores gallegos Wenceslao Fernández Flórez y Julio Camba junto a Ramón Gómez de la Serna, a los que se les uniría Artagnan, Jardiel Poncela.
«Tienen la pluma por espada y un mismo lema profesional: “Ni me empuñes sin humor, ni me envaines por temor”»
Evaristo Acevedo
Este trío fue el encargado de introducir el nuevo humor de la Otra Generación del 27, la del gran Jardiel Poncela, que se adelantaría en su época peleando en un camino de incomprensión, una batalla que hubiera ganado sin duda más tarde y hubiera vuelto a perder hoy en día
Llega entonces ese juego lógico-absurdo antirretórico, un humor limpio, incisivo y preciso frente a los defensores del tópico y la hipocresía.
(1) Evaristo Acevedo (1915-1997) periodista de humor y escritor muy dado a las biografías, colaborador de Cucú y La Codorniz (“La cárcel de papel”) entre otras muchas publicaciones. En 1953 entró a formar parte de la plantilla de Informaciones donde publicaría una sección humorística diaria llamada “Con gafas destempladas”. En 1960 ingresó como redactor del diario Pueblo con su sección “El palo y la vela”.
Jardiel Poncela sería entonces el eslabón entre los mosqueteros y la siguiente generación; la de Miguel Mihura, activista y precursor que imitaría las greguerías de De la Serna y apostó por el humor vanguardista, José López Rubio, miembro de la Real Academia, Edgar Neville, Samuel Ros, el dramaturgo Alfonso Paso, el superhumorismo de Antonio Lara de Gavilán (Tono) -un humor bobo, ingenuo, intelectual, surrealista, marcado por sus formas suprematistas, geométricas y por sus fraseologismos.
Jacinto Miquelarena, K-Hito, el padre reconocido de los entonces nuevos humoristas gráficos, Antoniorrobles, Manuel Lázaro, Bagaría…y otros tantos se agruparon paralelamente en la denominada “otra generación del 27”. Una generación que se caracterizaría sobre todo por el empeño en la renovación del humor en todas sus manifestaciones. Lo harían rompiendo con los moldes estéticos y las nociones culturales mediante la desmitificación, mezclando diferentes géneros, introduciendo el absurdo…
«fue nuestra generación una verdadera generación precursora, que todavía se está riendo de nosotros»
Julio Camba “el ciudadano del mundo”, nuestro más genial corresponsal
Camba nunca se consideró periodista más que articulista-. Su personalísima visión humorosa fue seguida muy de cerca por La Otra Generación del 27 como referente y precursor de la nueva estética cultural. Camba podía escribir sobre cualquier tema resultando siempre ameno y valiéndose de una prosa mordaz que inspiraría a la Generación Inverosímil.
Julio Camba es uno de los reyes del articulismo español gracias a a su estilo de cronista rápido, mordaz, impresionista, impulsivo e intuitivo. Era un gran observador urbano, pensaba en forma de columna con esa serenidad fingida, siempre irónica y teñida de escepticismo.
La mirada de Camba observa lo ridículo y absurdo para elevarse irónicamente por encima del tópico y el cliché.
Su prosa limpia, antirretórica y sin latiguillos graciosillos, huye de lo festivo y lo cómico. Será su humor filosófico, breve y agudo, el que ve la trampa a todo, lo que amplió y dio una nueva visión los padres de La Codorniz.
Unamuno afirmaría que no había entre los escritores españoles del momento quien emplease con más precisión y gracia la lengua de Cervantes.
Fiero individualista, misántropo ocasional, con gusto de bon vivant, simpático, bien vestido y llano acepta la vida como un espectáculo, una comedia, un circo. Y es que siendo aristócrata combinaba a la perfección distinción y llaneza, con una completa falta de pretensiones. Como él decía “toda pompa es fúnebre”.
Próximamente en Patrimonio Cultural, Julio Camba y la Generación del 27.
Wenceslao Fernández Flórez
Otro elegante cosmopolita, soltero vitalicio como Mihura y López Rubio. Ingenioso, cínico, refinado y autodidacta, enseguida se abonó al absurdo, retratando la falta de sentido del hombre y de la vida desde la sensatez.
En contacto con la realidad política y social, comenzó con el realismo y supo llegar a diferentes sectores siendo muy aceptado por los jóvenes. Agnóstico, antimilitarista, contrario a la idea de patria y defensor del aborto y del amor libre. En palabras de Fernán-Gómez y Eduardo Haro Tecglen, “un hombre de derechas que escribía novelas de izquierdas”
Fernández Flórez poseía cierta flema británica, es su humor, expresión verbal, vocabulario y giros precisos. Sus personajes no se atropellan, se contradicen. Osado impasible, se expresa sin titubeos ni gestos perturbadores pero con educación, lejos de Arniches y los Álvarez Quintero.
Desde muy joven, el autor emprendió una dura y larga batalla contra el caciquismo con el arma que mejor esgrimía: la pluma
El Humor Serio de Wenceslao
La Otra Generación del 27 encuentran en Wenceslao un humor más humano y más tierno, que les enseñó a reír dulcemente con humildad, empezando por uno mismo pero a la vez con un poso muy satírico aunque su juego es más irónico que cínico, ya que admite la ternura, algo para él indispensable en el humorismo (Mihura). De alguna manera se puede decir que practicaba un humorismo serio y filosófico. Desde el culto a la seriedad Wenceslao juega con ella para que tenga más efecto. Al contrario del pueril Humor Nuevo, es reflexivo: urde un plan eso sí, con resultado hilarante.
Desde joven percibió el doble filo de la palabra. La palabra fue para él el arma de la cautela y el módulo con que calibraba sus impresiones. De aquí que no las prodigase fuera del humor ya que desde el humorismo es más fácil atacar gigantes. El humor era su equipo protector. Como la ironía en los tímidos.
Este es el momento en el que se dice la frase que da nombre a la película… El ensayo. En su discurso de ingreso en la Real Academia Española llamó al humor suyo «una posición ante la vida». Ramón Gómez de la Serna diría «un género de vida», afirmaciones que vienen a dar nombre a este ensayo -infinito, como el humor-.
Las preocupaciones morales y el pesimismo del autor se manifiestan en casi todas sus novelas. Así, en El secreto de Barba Azul (1923) se intenta demostrar que las pasiones mueven las acciones humanas, tesis que se repite en Las siete columnas (1926, Premio Nacional de Literatura), en la que los siete pecados capitales se constituyen, paradójicamente, en los pilares de la sociedad. Flórez también ironiza sobre la hipocresía social en Relato inmoral (1928) y en El malvado Carabel (1931), siempre ofreciendo una visión desencantada de la sociedad bajo la apariencia del humor.
“[…] Cuando ni gemimos ni nos encolerizamos ante lo que nos disgusta, no queda más que una actitud: la de la burla. Es ésta una posición desde la que no pretendemos matar al adversario, sino, en todo caso, hacer que se suicide; ni aspiramos a contagiarle nuestras lágrimas, sino a que sea la sonrisa la que se le pegue y le desarme. En este caso la impresión hiriente no pasa tan sólo por el corazón para tomar en él bríos de protesta o acentos aflictivos, sino que se deja macerar en el cerebro, de donde sale como amansada; más pulida, más cortés y, sobre todo, más comprensiva. […]”
Wenceslao Fernández Flórez
Discurso de ingreso en la Real Academia, 1945.
Tierno y serio
El Malvado Carabel
El clásico pánfilo español. El pusilánime que se deja llevar resignadamente por su destino y por su sufrimiento, incapaz de alzar la cabeza ante los abusos de sus jefes, ante las vejaciones y los infortunios de la vida. Ese era Amaro Carabel, personaje de ficción inspirado en la realidad del año 1931, y aún reconocible en la España contemporánea de la crisis económica y el paro, al que retrató el escritor gallego
“Es usted bueno porque no sirve para lo contrario”, le dicen al protagonista en la novela, frenando sus impulsos de transformación en uno de los muchos trepas que le rodean, en un ladrón como los que le vejan cada día. El malvado Carabel es una obra sobre el descontento y sobre la imposible rebelión. un individuo desamparado por la ferocidad del sistema”, falto de iniciativa, gris trabajador de una sucursal bancaria, que, como el bandido Fendetestas de El bosque animado, la novela más conocida de Fernández Flórez en la actualidad, se levanta inútilmente contra el sistema con un impostado nuevo oficio de atracador para el que no sirve y con el que acaba haciendo prácticamente el ridículo.
En su obra Wenceslao hace referencia a un estilo, a un género literario con un ejercicio creador muy concreto:
“El humorismo es un estilo literario en el que se hermanan la gracia con la ironía y lo alegre con lo triste“
Satírico de las costumbres con sesgo realista es el que más se aleja del absurdo ramoniano, en realidad está más cercano a la sátira de la reforma que del vanguardismo pero Miguel Mihura le admira al genio gallego y le buscará para que colabore en La Codorniz.
Wenceslao en el artículo de despedida de la 1ªCodorniz «Hasta la vista” :
Soy un hombre muy serio que siente la necesidad de atacar aquellas costumbres que le molestan…Yo no tengo la culpa de que el objeto atacado sea objetivamente ridículo. La risa la produce el ridículo esencial del atacado”.
La ironía de Wenceslao hermana con la elucubración filosófica que arremete contra la mitología burguesa y el concepto afectado del amor. Su prosa perseguía combatir la España miserable de los racionamientos y sacar de la apatía a la clase media abandonada a la resignación al patriotismo y a la fe.
Utilizó el Darwinismo contra el nacionalcatolicismo: Describiendo la familia como una célula económica y el amor como una sublimación del deseo.
Ramón Gómez de la Serna
Ramón Gómez de la Serna era conocido internacionalmente. Estaba en contacto directo y participativo con los –ismos que interpreta. Al día con toda tendencia artística europea fue uno de los tres miembros extranjeros de la Academia Francesa del Humor junto a Chaplin y Pitrigrilli.
Ramón Gómez de la Serna está atento a la vanguardia europea que representa ante todo una revuelta contra la lógica y el sentido común. Por ejemplo, en el teatro futurista sintético (1915), Marinetti, Settimelli y Corra rechazan de pleno la regla clásica de la verosimilitud.
Por su lado Tzara, en el Manifiesto Dadá (1918) afirma que la lógica constreñida por los sentidos es una enfermedad orgánica. A este elemento los filósofos se complacen en añadir el poder de observación. Esta magnífica cualidad del espíritu viene a ser la misma prueba de su impotencia: Se observa desde uno o varios puntos de vista y se elige un determinado punto entre millones que igualmente existen. La experiencia también es un resultado del azar y de las facultades individuales.
El Dadaismo nace de una necesidad de independencia y de desconfianza hacía la comunidad con el fin de conservar su libertad. Sin reconocer ninguna teoría.
Tzara destruye los cajones del cerebro y los de la organización social: desmoralizar por doquier y arrojar la mano del cielo al infierno, los ojos del infierno al cielo, restablecer la rueda fecunda de un circo universal en las potencias reales y en la fantasía individual.
La lógica es una complicación. La lógica es siempre falsa. Mueve los hilos de las nociones, palabras, en su exterior formal, hacia extremos, centros ilusorios. Sus cadenas matan, enorme miriápodo asfixiando la independencia.
El Primer Manifiesto Surrealista (1924) de André Breton plantea un pensamiento en el que no interviene la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral y defiende la imaginación, la locura y la imagen arbitraria como antídotos contra el utilitarismo y el racionalismo de la sociedad burguesa.
Sólo se puede soportar el tinglado de lo social gracias al humor que deshace lo que es irritante que esté tan hecho.
Todo este sustrato alcanza a Ramón Gómez de la Serna, que tempranamente llama la atención en su Libro mudo (Secretos), sobre la necesidad del absurdo como remedio infalible contra el tópico y el sentimentalismo:
Pero para Ramón el trabajo del humorista va mucho más allá, debe relativizar, observar el objeto desde múltiples ángulos, aceptar todas sus particularidades, darle otra función, otro uso; hermanar las ideas joviales, incongruentes, divertidas, aquellas que la moral o la costumbre habían separado. El desafío del artista era crear humor a partir del silencio, ante la página en blanco.Para ello, el escritor cómico debía quedar libre de toda sujeción a la realidad.
No tengo generación. No soy de ninguna generación. Tanto he luchado solo, que tengo que hacer esta declaración
Ramón Gómez de la Serna A fin fue el llanero solitario de la aventura de un nuevo humor.
Seamos ante todo absurdos, inexplicablemente absurdos… Habremos matado una costumbre, habremos roto una trabazón, habremos acabado con un infarto
Bebe de las vanguardias, a su manera siempre independiente para lucirse con lo científico experimental.
El Orador
Para la Generación inverosímil Ramón viene a representar su Góngora
Un ejemplo estupendo es “El Orador” -o “La Mano”- uno de los primeros experimentos fílmicos sonoros de España. El corto rodado en el madrileño Parque del Retiro en 1928, consiste en un delirante monólogo que inicia refiriéndose a su monóculo sin cristal (objeto recurrente en su tertulia del Pombo) .
Su brillante personalidad, creatividad y apertura le convierte en el contacto ideal para esta generación con el mundo exterior.
Generoso con los que empezaban, De la Serna les enseña posibles caminos de lo intransitado convirtiéndose en un ejemplo a seguir, como era Góngora para la Generación del 27, la de los poetas. De la Serna alienta a los escritores de humor de la generación venidera a que rechacen los esquemas de la sátira, para evitar ir cargado de razones estereotipadas al encuentro de la sinrazón de los otros.
En adelante el personaje cómico será aquel que no sepa ser fragmentario, imprevisible, aquellos que intenten canalizar lo que surge impetuoso en cada instante. Cómoico el que esconde sus ambiciones y limitaciones, algo que el nuevo humor tratará con benevolencia, bajo el manto de una verdad ya despedazada.
Sin Ramón Gómez de la Serna, muchos de nosotros no seríamos nada. Lo que el público no puede digerir de Ramón se lo damos nosotros bien masticado para ser digerido, y lo acepta sin pestañear
Enrique Jardiel Poncela
Escribe desde 1910 en la revista Prometeo -fundada por su padre -,donde publica sus greguerías lo que él definió como «metáfora+humor» , frases aforísticas en las que se hace alguna asociación ingeniosa ideas. También colabora en la Revista de Occidente de Ortega y en Unión Radio junto a Neville, López Rubio y Antoniorrobles (Tomás Borrás)
Greguerías
En sus greguerías también late lo irracional, heredando La Codorniz el testigo de su poética: «En realidad, en la greguería absurda o inconsciente queda todo por explotar, y en el nuevo espíritu de La Codorniz ya hay atisbos lucientes de otro mundo de la gracia y del asombro».
Aunque señala que son los surrealistas los que mayores hallazgos han logrado por ese camino, en realidad no es el disparate el que se impone si no otro niver de coherencia aunque reconoce que siempre «alguna greguería absurdista va perdida entre las comprensibles; pero, por más que hice para no meterla, tuve que incluirla. Una es ésta: «Si los abanicos se cierran bien, no habrá descarrilamiento de trenes»»
«Desde 1910 me dedico a la greguería, que nació aquel día de escepticismo y cansancio en que cogí todos los ingredientes de mi laboratorio, frasco por frasco, y los mezclé, surgiendo de su precipitado, depuración y disolución radical, la greguería. Desde entonces, la greguería es para mí la flor de todo lo que queda, lo que vive, lo que resiste más al descreimiento. La greguería ha sido perseguida, denigrada, y yo he llorado y reído por eso entremezcladamente, porque me ha dado pena y me ha hecho gracia».
Y así, poco a poco, mamando e improvisando o reinterpretando las vanguardias van apareciendo las diferentes estrategias humorísticas. Con lo absurdo buscan la extravagancia y la sorpresa de lo insólito. Siempre desde un ahorro del gasto de sentimiento Lo irregular es mejor y más libre que lo regular. Tratan de poner patas arriba el mundo con ánimo optimista. Un tema que desarrollo en mi curso “La Otra Generación del 27”.
Greguería = Metáfora + Humor
Para Ramón se debía excluir la sátira del humorismo debido a su afán propagandístico, moralizador e impertinente. Tampoco comulga con la ironía por su agresividad y por afincarse en el preciosismo verbal… O como diría Mihura: Lo satírico y lo irónico es una válvula para la mala educación, el mal genio, el rencor, los celos y el resentimiento.
De la Serna se alejó de la prensa satírica de principios del SXX tan politizada donde triunfa la invectiva –el discurso violento-, y los contenidos propagandísticos.
Nada quiere corregir o enseñar el humorismo porque tiene ese deje de amargura de que todo es un poco inútil… El Humor es un Género de vid, una actitud. Gracias al humorismo el artista deja de querer resolver problemas insolubles que si quiera son problemas más que la vida mal planteada. (Gravedad e Importancia del humorismo, 1928).
El humorismo ha de tener una nobleza improvisadora de poeta. ¡Qué feo es ese humorismo sistemático de sota, caballo y rey, sin la feracidad sentida del artista!
La tremulancia que necesita el humorismo no se encuentra jamás en esos humoristas de ajedrez, verdaderos simuladores del humor, que realizan su papel como actores repetidos del humorismo.
[…] Gracias al humorismo, el artista evita el creer resolver problemas que son insolubles y que tal vez ni problemas son, sino la vida mal planteada
Encontramos en De la Serna una crítica velada contra el utilitarismo y el racionalismo burgués, el tópico y el sentimentalismo, apostando por el disparate desconcertante, el absurdo, la parodia, la imaginación, la locura, lo inverosímil y la tan ramoniana INCONCRUENCIA.
Gustavo el Incongruente es un disolvente de todas las leyes de la vida. Ramón habla de disolverlo todo para devolvérselo al cosmos un poco distorsionado.
INCONCRUENCIA EUTRAPÉLICA
Además de la greguería De la Serna introduce la incongruencia como estrategia humorística, la jocosidad urbana: un juego inocente y creativo La vanguardia rechaza la verosimilitud, la lógica y el sentimiento común en defensa de la IMAGINACIÓN y la LOCURA . Así, el Gustavo de El incongruente (fragmento) era un disolvente de todas las leyes de la vida, que se rompían, se enredaban, y se quedaban aisladas y desanudadas cuando él se interponía entre ellas. El Incongruente reivindica un vitalismo al margen de convenciones sociales, inserto en una concepción tan fatalista como liberadora del mundo sujeto al azar y el absurdo.
Ramón Gómez de la Serna sobre los espejos de Valle Inclán
«Calzados en la pared y del tamaño del transeúnte de estatura regular, los dos espejos, uno cóncavo y otro convexo, deformaban en don Quijote y Sancho a todo el que se miraba en ellos».
Como en el valleinclanesco esperpento Ramón habla de disolverlo todo para devolvérselo al cosmos un poco distorsionado.
Y aquí os refresco esta maravillosa conversación entre el poeta Max Estrella y Don Latino en “Luces de Bohemia”.
MAX: Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON LATINO: ¡Estás completamente curda!
MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato
MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.
DON LATINO: ¿Y dónde está el espejo?
MAX: En el fondo del vaso.
DON LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.
DON LATINO: Nos mudaremos al callejón del Gato.
***
La ramoniana subversión contra lo falso será heredada hasta el tuétanillo por La Otra Generación 27 y La Codorniz. En el momento de girar la épica hacia otro avatar, surge lo humorístico como la fiesta más eternal, porque es la fiesta del velatorio, de todo lo falso descubierto y de todo lo que estuvo implantado, y a lo que le llega la hora de la subversión. Para Ramón el humor no ha de enloquecer de locura ni mediocrizarse de cordura.
Además de escritor es un actor necesitado de público
Sus conferencias equivalían a espectáculo; las impartía en escenarios peculiares como aquella en el Circo de Invierno de París a lomos de un elefante o subido a un trapecio. En el Cineclub Español presentó “El cantor de jazz” totalmente pintado de negro. En un quirófano ofreció un banquete donde sólo se podían consumir medicamentos. Solía llevar un monóculo y una cachimba.
También cultivó las llamadas conferencias de baúl -o conferencias maleta, llaman algunos-, extrayendo de él objetos que hilaban su discurso.
En la próxima entrega del ensayo «El Humorismo es un Género de Vida» continuaremos con Enrique Jardiel Poncela aunque antes publicaré un artículo sobre el ambiente en los cafés a principios y mediados del siglo XX para explicar la repercusión del Café Pombo y Ramón Gómez de la Serna en la Otra Generación del 27.